sábado, 26 de junio de 2010

plató

afronto la visita al restaurante del art hotel de andorra la vella como casi siempre, es decir, con el miedo en el cuerpo. los antecedentes son una cena de empresa, correcta, ya hace años, y la fama de local carero y de raciones poco generosas de todo hotel de postín que se precie, sobre todo si va de rollo "moderno y guay", como en este caso. pero publicitan su nueva terraza y pico.
por fortuna, la terraza no es más que una ampliación del comedor con ventanas cerradas. y digo por fortuna, porque esa noche del cielo jarrean hasta boquerones... aviso, si alguien quiere reservar tras leer esta crítica, que se lleve un par de linternas frontales, pues no destaca precisamente por su diáfana iluminación.
la primera sorpresa agradable es la carta de vinos. no es demasiado amplia, pero destaca por un buen número de riberas del duero a precios económicos. opto por un excelente emilio moro a unos sorprendentes 11 euros!!!
comparto de entrante un foie que confirma mis peores presagios, 4 tostaditas atiborradas de buen foie, ya untadas y escasas hasta un límite escandaloso. si al menos sirvieran la ración sin untar, ganaría algo. particularmente, no me gustan las tostaditas llenas en copete, prefiero una capa ligera sobre una base de confitura para apreciar el sabor maridado con un buen vino. llenarte la boca de foie de un solo bocado me parece una soberana ordinariez equivalente a servir un moët chandon en una jarra de cerveza. opto por aligerar las dos tostaditas que me tocan y repartir su contenido en el trozo de pan de chapata (alguien debería explicarles el concepto de panecillo...)que me ha servido la agradable camarera.
además, la casa obsequia con una cucharilla de unas ricas habitas baby con salmón y un platito con... jejejejejjeje... cuatro tipos de aceite!!! esto merece un capítulo aparte...
queda guay y fino (al parecer) mojar migotes de tu trozo de chapata (vaya tela) en aceites identificados en el mantelito... para empezar, el único de los cuatro que sabe a aceite es el que llaman de "jaen". y en segundo lugar... si tienes huevos, ve a andalucía y sírvele como obsequio a un parroquiano de cualquier ventorrillo o taberna un cucharón de aceite para migar... ya puedes ir imaginando orificios de tu cuerpo por donde te dirá que te metas el aceite. y de aceite, lo valoramos y entendemos un poquito. pero no es precisamente un aperitivo, por mucho que algún guarro pretenda poner de moda la "cata de aceites". cata tu si quieres la sal o el vinagre...
tras una larga espera, nos sirven el agua (por fin una botella de litro, como dios manda), mientras un calvo enchaquetado descorcha el emilio moro y me pregunta si quiero probarlo.
cuando ya empiezo a planear de que me voy a hacer el bocadillo cuando llegue a casa, porque presumo que voy a salir del restaurante con más hambre que un caracol en un espejo, llega la segunda sorpresa; pido un magret de pato y me sorprenden con la pieza completa cuando me esperaba 25 gramos rodeados de salsas de colores haciendo rayas en un plato gigante (reflexión: porque en los restaurantes guays y caros con camareros vestidos de negro, contra más pequeñas son las raciones, más grandes son los platos...?). el filete de buey de mi acompañante también es más que correcto. el punto de cocción, adecuado, y un detalle que a mi particularmente, me encanta: la salsa servida aparte. es una pena que la salsa de setas sea genérica para varios platos e insulsa, como el resto de guarnición, unas verduras aptas para mascotas vegetarianas y un tomate entero apenas escalfado, sin ninguna gracia. pero al menos el magret supera las espectativas y lo disfruto.
optamos por obviar el postre, y tras el café, nos llega una cuenta sorprendentemente ajustada dada la fama del local, unos aceptables 80 euros por los dos. lo divertido viene al leer el desglose, pues nos han cobrado dos euros por el calvo que nos abrió la botella!!! tal ridiculez no es importante, pues 13 euros por el emilio moro sigue estando bien..., pero... jejejejejejej... juraría que el calvo abrió la botella con un sacacorchos normal y se fue. para cobrarlo aparte... podría dar un poco de ceremonia o abrir la botella con alguna parte de su anatomía más espectacular, al menos... mi concepto de pago por descorche pasa por un sumiller que te aconseje, te sorprenda, pruebe el vino y te comente... pero tirar de sacacorchos y preguntar si quieres probarlo lo hace la hija adolescente de cualquier propietario de tasca sin darse tanto bombo. se les va la olla a esta gente guay, oyen campanas y no saben donde...
en resumen, el restaurante no está tan mal como dicen por ahí, ni tan bien como se creen ellos mismos. pero al menos está bien situado. para salir de un compromiso sin más.

PLATÓ (art hotel)
andorra la vella, junto al parc central
teléfono 760303

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